sábado, 5 de noviembre de 2011

Finaliza el relato






“Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.

-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

-Pero ¿por qué quieres huir?

-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?...”

La Muerte contestó: -no fue un gesto de amenaza sino de advertencia.


-¿Advertencia?, preguntó el Mercader extrañado


-Sí, porque alquien muy cercano recibirá mi visita.


El Mercader volvió a su hacienda al atardecer. No paró de darle vueltas a lo que le había dicho la Muerte.
A media noche llamaron a la puerta. Cuál fue su sorpresa al encontrar al criado compungido y agazapado. El Mercader sorprendido le preguntó qué le había ocurrido, y contestó:


-Amo, llendo de camino a Ispahán el caballo se accidentó, y comprendí que no podría luchar contra el destino, así que decidí volver y afrontar la situación.

...A la mañana siguiente, el criado fue a despertar con el desayuno a su Mercader como todos y cada uno de los días que le sirvió, pero allí no estaba su amo....y jamás le volvió a ver....





FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario